DIÁLOGO EN PASILLOS DE UN PODER JUDICIAL

Autor: Marciano Edgardo Martinez  Cortesía y Adapatación: Dr. Freddy Salazar Santiago.
   Al conversar, en los pasillos de la Universidad de Buenos Aires con un Juez Norteamericano, quien se encontraba de visita en dicha universidad, y dominaba perfectamente el idioma español, por ser descendiente de madre mexicana.
   Le dije que era un abogado de Perú, y de inmediato intercambiamos información sobre nuestros sistemas penales. Cuando le explique lo que nosotros llamamos proceso penal con una investigación de etapa escrita y otra oral con jueces técnicos, expresó su incomprensión, arrugando la nariz. -¿Por qué no tienen el juicio por jurados? –me reprochó.
   -Juez- le dije -tratando de buscar la justificación- muchas han sido las excusas para no implantar el juicio por jurados en el Perú a pesar que las primeras cinco constituciones en el Perú, desde 1823 hasta 1839 expresaban el cumplimiento de esta decisión política. Le dije, que el argumento mas repetido es que el hombre común no esta capacitado culturalmente para ejercer la potestad jurisdiccional de valorar las pruebas, averiguar la verdad, tutelar las libertades, todo ello dentro de las garantías que exige el debido proceso.
   No, no es así –me dijo-, este argumento parte de un grave error. La persona que actúa como jurado no necesita saber derecho penal, no ser un especialista en el procedimiento. Por el contrario, no debe tener nociones técnicas sobre la ley. La idoneidad que debe tener el hombre común para juzgar a sus semejantes es aplicar un criterio valorativo práctico de la comunidad a la que pertenece y que en ese momento representa.
   Bueno, le dije, la creencia general, es que en mi país, para juzgar, hay que conocer la teoría del delito y el procedimiento penal.
   -No repitió-, la decisión del jurado no es técnica ni legal, es una aprobación o desaprobación de un hecho, en relación con lo que ocurre en el debate (juicio) y con la trascendencia que el caso asume para la comunidad.
   En mi país, pensamos que es un problema cultural…Le dije
   -¡No!, no es un problema cultural. Es más especifico me dijo. Es un problema político y exige una decisión política.
   Me Dijo, que La cultura del pueblo peruano en su conjunto es bien conocida –agrego-. Yo conozco a peruanos que están trabajando en investigaciones científicas, hay buenos talentos trabajando en reconocidas instituciones médicas porque trajeron de su país una excelente formación académica.
   -Ahora no es tanto así… - le contesté. Las mayorías de las Universidades en la actualidad, tienen un bajo nivel académico y son vista como un negocio bajo el argumento de educar a menor precio no cumpliendo con su rol de educar y socializar al ciudadano.
   Y Me dijo algo importante, “que la educación socializa y cualquier persona normalmente socializada está en condiciones de juzgar al prójimo según criterios éticos-sociales aceptados en general. El miembro del jurado debe saber leer y escribir, debe tener alguna ocupación y ejercer sus derechos cívicos. El ciudadano común tiene un sentido lógico innato y actúa responsablemente cuando es llamado a tomar decisiones sobre la responsabilidad o inocencia de alguna persona. Lo mismo ocurre cuando vota”
   Le dije, que en Perú no se discute que el pueblo pueda elegir a sus gobernantes. En cambio, no se piensa lo mismo del rol de juzgar. Juzgar es cosa de abogados más no de ciudadanos.
   -Me dijo, Quienes piensan así, y no creen en la responsabilidad del hombre común cuando es jurado, piensan en el marco de una filosofía idealista, autoritaria, porque en definitiva son elitistas. El jurado es una de las expresiones de mayor participación popular en un sistema democrático. La experiencia histórica enseña que no ha existido ningún régimen autoritario que haya mantenido el sistema de juicio por jurados.
   -Se argumenta, Le dije, que el jurado norteamericano dicta su veredicto sobre la base del sentimiento, marginando a la razón. ¿Es así…?
   -Esta Pregunta lleva implícita la aseveración de que los jueces técnicos juzgan con la razón, marginando al sentimiento….Me dijo, Preste atención a lo que voy a afirmar. Tanto los jueces técnicos como los ciudadanos valoramos a partir del sentimiento y luego agregamos dosis de racionabilidad, porque lo racional tiene como finalidad controlar o encauzar al torrente emocional. Puedo afirmar –y no me causa rubor- que cuando se juzga, el sentimiento tiene cierta primacía sobre la razón, aunque muchos no lo quieran reconocer. Es que el conocimiento axiológico es intuitivo. Para determinar si algo es justo o injusto, si es bueno o malo, no necesitamos del aprendizaje racionalista.
   -Señor Juez: ¿no cree usted que el veredicto del jurado limitando a decir que el imputado es culpable o inocente es vulnerable al no tener fundamentos? ¿No se lesiona una garantía esencial que toda sentencia debe mantener una motivacion logica y razonada acorde con la convencion de los derechos humanos?
   EL juez, hizo silencio y cuando creí haber encontrado una causa aceptada por el Juez, me contesto en forma rotunda:
   -No, no estoy de acuerdo. El jurado es un grupo dinámico que, para declarar culpabilidad luego del debate que hacen sus miembros, necesita del voto unánime o de una mayoría especial. Estas mayorías juegan como un reaseguro porque es muy común que cada jurado exprese las razones que, a su parecer, fundamentan su voto. No obstante, reconozco que la doctrina procesalista clásica de Europa continental ha centrado todo su esfuerzo en combatir al jurado, por considerar que la intima convicción lesiona la garantía del imputado que debe saber el fundamento de su condena. Me dijo que, La logicidad natural de cada uno de los jurados, el debate entre ellos y las mayorías que se requieren para un fallo de culpabilidad, cubren suficientemente la falta de fundamento escrito que encontramos en las sentencias de los jueces técnicos. Pero como usted bien sabe, son incontables las sentencias con fundamento escrito que han sido declarados arbitrarios por los órganos superiores. Para mí, la independencia es una garantía de mayor envergadura al lado de la motivación de la sentencia. Y el Juez técnico, porque es un juez vitalicio y porque es designado por los poderes políticos, tiene mas grado de sospecha en la perdida de su independencia. Tiene toda la vida para ser seducido. El jurado es efímero y existen muy pocas posibilidades para que algún centro de poder lo llame por teléfono. Además, en su designación, no interviene el poder político.
   Continué escuchando.
   -Me han dicho que los españoles le han puesto fundamento al veredicto. Puede ser. Pero yo no estoy de acuerdo. Es importante tener en cuenta que el método inquisitivo cree en la culpa y utiliza el poder para obtener la verdad. En cambio, el método acusatorio, que nosotros usamos, cree en la inocencia y tiene una total desconfianza del poder y por su propia naturaleza no lo usa para obtener la verdad. La verdad no surge, ni del encierro en la cárcel, ni de la tortura. La verdad surge del debate de las pruebas en el juicio, via el discurso de las partes.
   Me dijo algo que recuerdo mucho, No tenga miedo. Le doy un consejo. El juicio por jurados sólo existe en un sistema acusatorio. No mezclen. No reincidan con el Juez instructor. Establezcan un ministerio fiscal con todas las atribuciones para investigar y dótenlo de los recursos necesarios y, por supuesto, elijan buenos fiscales. Pero eso, si, tengan mucho cuidado con ese acuerdo que se llama plea bargaining (pedido de terminación anticipada del proceso) que aquí a destruido el debido proceso, al juicio por jurados y a la propia Constitución. Todo se regatea. Desde el hecho imputado hasta la pena a aplicar. La plea bargaining, a igual que aquellos viejos instrumentos de tortura, presiona a los imputados para que se declaren culpables y por una razón de costo económico, la Corte le ha dado su bendición.
   Quede sorprendido al escuchar esta advertencia y recordé, instintivamente, en mi trabajo de fiscal de investigacion preparatoria con el nuevo código procesal penal implementado en la cuidad de Huaura, cuando regateaba presionando al imputado a ponderar una pena con el único fin de dar por terminado el proceso y sumar un punto más en mi alicaído cuadro de juicios concluidos.