Diatriba por los Derechos Humanos.

Por: Iván G. Fernández Paz (*)
“Derechos humanos para ciertos humanos -a veces- no tan derechos” (IFP)
En París, aquél 10 de Diciembre de 1948 fue adoptada por la tercera Asamblea General de las Naciones Unidas la Declaración Universal de Derechos Humanos (DDHH), si bien es cierto que de sus 56 miembros ninguno votó en contra del texto, también hubo abstenciones como la de Sudáfrica, Arabia Saudita y la Unión Soviética.
Siendo, según lo prescribe la misma Declaración de los DD HH: “el reconocimiento de la dignidad inalienable de los seres humanos (…)”, cómo es posible que a la fecha, ciertas naciones mantengan reticencia a tan noble ideal por la humanidad; será que, por conveniencia a sus intereses internacionales de expansión y/o dominio de diversa índole, el asunto no les es de conveniencia total; o tal vez, en cierta parte les conviene y en otras no tanto, que digamos.
Lo titulado se contextualiza en el Balance del último proceso de Reforma de la Comisión de Interamericana de Derechos Humanos[1], ¿La reforma Eterna? Ésta en su párrafo menciona: “(…) en la actualidad existe un notorio contraste entre el discurso y los hechos o gestos concretos de los Estados en cuanto al presupuesto que necesitan los órganos del sistema interamericano, y se ha instalado una suerte de demagogia presupuestal ciertamente perjudicial, no solo para el funcionamiento sino para la legitimidad de todo el sistema. En ese sentido, resulta paradójico que Estados que aún no han ratificado la Convención Americana sobre los Derechos Humanos –como Estados Unidos y Canadá– sean los que más contribuyen al financiamiento del sistema y que, por el contrario, los que ya la han ratificado –y exigen que los otros lo hagan– no contribuyen o lo hagan en forma exigua”. (El resaltado y subrayado es del autor del artículo).
Según lo ut supra, cabe preguntarse ¿Por qué USA y Canadá avalan, financian, promueven y sustentan los DDHH, pero NO lo firman? Tal situación se presta a suspicacias al asunto de fondo, resulta paradójico tratar de entender, porque en el mundo organismos y personas de tendencia izquierdista, claros opositores y quienes se dirigen al Imperialismo como brutal e inefable, siendo los que levantan el puño de la mano izquierda en señal de franca lucha opositora al “capitalismo”, pero reciben de éste y con la mano “derecha” bien abierta los dólares de organismos que financian los DD HH; con lo cual contribuyen al “juego derechista” al salvaguardar DDHH que aquellas Naciones no suscriben.
Oprobioso es ver ante las cortes, orondos e impertérritos abogados de terroristas, delincuentes, corruptos, etc –humanos no tan derechos– alegar protección de los DDHH para sus patrocinados; DDHH que no aplicarían en absoluto sí estos mismos estuviesen siendo juzgados en cortes Anglo-norteamericanas, donde la sanción extrema es la pena de muerte, viable sin que los DDHH puedan sancionarla u objetarla, por cuanto ésta emana de ´veredicto´ emitido por un Tribunal de Jurados (pueblo haciendo justicia), siendo que en otro países ésta podría venir en sentencia solo de Jueces, los mismos que por lo general responden al gobernante de turno y éstos –a veces– a intereses foráneos.
En otro caso, resulta que cuando éstas Naciones que subvencionan, más no firman los DD HH, envían a sus esbirros, huestes o explotadores al extranjero y estos son descubiertos por sus abusos, la justicia local no puede actuar como debe ser, al esgrimir en su defensa los inobjetables DDHH, situación totalmente opuesta sí en sus países aquellos estuviesen obligados a juzgar a sus enemigos en similares circunstancias (Ejm: Prisioneros en Guantánamo-USA ó disidentes en Gulag Siberia-Rusia).
Parece ser que éste “apoyo”, resulta ser manera sutil e inteligente de moderno “canto de sirena” que suena bien, es bonita y viene con “dólares”, con lo cual se pretende sorprender a las naciones emergentes, sobre lo “bueno” de un camino, el que se les desvía realmente del anhelado progreso y desarrollo; en palabras alegóricas, un “chupetín o paleta de dulce” para enternecer a ciertos políticos a quienes se les apunta a una dirección que no necesariamente es la correcta o adecuada.
Es de considerar que tal diatriba (discurso o escrito violento e injurioso), no va en el sentido amplio de la palabra al ser obvio que no se puede estar en contra de la esencia de los inalienables Derechos Humanos, el propósito de lo expuesto es de advertir tal orientación interesada que ciertas Naciones le dan a tales Derechos para su conveniencia, y ésta misma no resulta del todo adecuada para nuestras naciones que tienen políticas deficientes y porque es obligación decir lo que se piensa apelando a la libertad de opinión prescrita en los mismos derechos objetados. Salvo mejor parecer.
(*) Director del Proyecto Jurados
Justicia con sentido común en manos de los ciudadanos
[1] Informe Anual 2012-2013 DIEZ años del informe final de la CVR – Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) Primera Edición, Lima - marzo 2014; Pág. 188